En 1848, Louis Brandt abrió un taller de relojería en el pueblo suizo de La Chaux-de-Fonds.
Tras la muerte de Louis Brandt, sus dos hijos se hicieron cargo del negocio y, bajo el nuevo nombre de Louis Brandt & Fils, lo trasladaron a Biel/Bienne, donde sigue estando ubicado en la actualidad. En 1894, los hermanos lanzaron un reloj que determinaría el futuro de la empresa: el calibre 19-ligne.
Utilizando nuevos métodos, era extremadamente preciso y, además, cada componente podría ser sustituido sin esfuerzo por cualquier relojero del mundo. Los hermanos Brandt bautizaron este logro con el nombre de OMEGA, y finalmente cambiaron el nombre de la empresa por el de OMEGA Watch Co. En 1903, OMEGA se había convertido en el mayor fabricante de relojes elaborados de Suiza.
En 1932, OMEGA se convirtió en el primer fabricante de relojes en cronometrar unos Juegos Olímpicos completos, y desde entonces ha sido el cronometrador oficial de casi todos los Juegos Olímpicos. Los relojes OMEGA eran conocidos por su precisión e innovación, por lo que eran ampliamente utilizados en muchos ámbitos.
El reloj OMEGA Medicus, un modelo utilizado durante la Segunda Guerra Mundial para medir el pulso, llegaría a ser conocido como el “reloj de las enfermeras” por la ayuda que prestaba al personal médico. En 1957, la marca lanzó una línea profesional de tres piezas: el OMEGA Speedmaster (también conocido como “el reloj de la luna”), desarrollado para la exploración espacial con la NASA, el OMEGA Seamaster 300, destinado a los descubrimientos submarinos, y el OMEGA Railmaster, capaz de resistir un magnetismo de más de 1.000 gauss.
La empresa es ciertamente reconocida en todo el mundo, y los relojes OMEGA han sido llevados por muchas estrellas, siendo probablemente el propio James Bond la más famosa de ellas.