Marcando un giro histórico en la ingeniería automovilística británica, el Rolls-Royce Spectre se presenta como el vehículo eléctrico inaugural de la marca de lujo. Este coupé de cuatro plazas conserva el ADN por excelencia de la marca, con un diseño exterior e interior que pone de manifiesto la opulenta estética de Rolls-Royce y su artesanía sin parangón.
Ya en 1900, Charles Rolls expresó un sentimiento visionario: “El coche eléctrico es perfectamente silencioso y limpio. No huele ni vibra”. Hoy, más de un siglo después, esta declaración sigue siendo cierta y sirve de principio rector para el primer vehículo eléctrico de la marca. Este VE, en consonancia con la visión atemporal de Charles Rolls, se erige como un dechado de quietud, pureza medioambiental y suavidad impecable.
El Rolls-Royce Spectre no es sólo un nuevo modelo; significa la audaz entrada de la marca en el ámbito eléctrico, mezclando el lujo tradicional con las innovaciones contemporáneas, y marcando un nuevo capítulo en su ilustre historia.
Rolls-Royce Spectre
Además de ser 100% eléctrico, el Spectre está construido sobre la plataforma de aluminio de nuevo desarrollo de la firma, mostrando no sólo el lujo, sino también la adaptación de la marca al futuro en ingeniería.
El Rolls-Royce Spectre no flaquea en términos de rendimiento, con una autonomía de hasta 520 kilómetros según las rigurosas normas de ciclo WLTP, una hazaña impresionante que subraya su elegancia funcional y su destreza tecnológica, especialmente para un vehículo de su talla.
Con el motor de 585 CV, el Rolls-Royce Spectre consigue algo extraordinario: mover sus 2,9 toneladas de peso parece un ejercicio de gracia más que de gruñido. El peso no es más que una nota a pie de página, que se pasa por alto fácilmente cuando entran en juego la formidable potencia y los 900 Nm de par motor del vehículo, que proporcionan una sensación de conducción menos convencional y más parecida a deslizarse por el aire. Uno no puede evitar establecer paralelismos con la caprichosa experiencia de surcar los cielos en una alfombra mágica. Esta sensación se ve reforzada por un avanzado chasis adaptativo, que envuelve a los pasajeros en un ambiente de lujo que rivaliza con la tranquilidad y el confort de un entorno sereno como una nube.
Sin embargo, el Spectre alberga una agilidad latente que contradice su porte señorial. Pasa de 0 a 100 km/h en sólo 4,5 segundos, una hazaña de velocidad que no concuerda con su ambiente silencioso. En los tramos abiertos de las autopistas alemanas, es libre de sacar músculo, alcanzando velocidades de 250 km/h. En esos momentos, el mundo exterior se convierte en un mero borrón, un telón de fondo casi surrealista para la majestuosa calma interior del Rolls-Royce Spectre. La contradicción es irresistible; la velocidad que se siente en el habitáculo es tan suave que la espectacular transformación del paisaje ante nuestros ojos es el único testimonio de la velocidad real del coche.
Sin embargo, el típico viaje Rolls-Royce no es de grandes distancias. Suele consistir en breves estancias en residencias de lujo para ir a reuniones, de compras o al aeropuerto. Para la exigente clientela de la marca, los viajes más largos que requieren recorrer cientos de kilómetros suelen reservarse para medios de transporte alternativos.
Más allá de la inmensa potencia y la sofisticación sin parangón, la afinidad del Spectre con la propulsión eléctrica es profundamente adecuada por otra razón:
El Spectre es por antonomasia un Rolls-Royce antes que un vehículo eléctrico.
Esta identidad es crucial y condiciona todos los aspectos de su diseño e ingeniería.
¿La pièce de résistance? Nada menos que el revestimiento del techo con luces de estrellas, un elemento impresionantemente intrincado que trasciende los meros límites del lujo automovilístico moderno. Esta obra maestra celestial, adornada con un fascinante paisaje de estrellas moteadas, confiere al interior un encanto innegable.
Pero el encanto celestial de Rolls-Royce Spectre va aún más allá. Continuando con elegancia el motivo astral, los paneles de las puertas de esta obra maestra del automóvil envuelven a sus ocupantes en un abrazo de otro mundo. Al embarcarte en un viaje nocturno, el Spectre se despliega como una nave de transporte, en la que los límites entre el coche y el cosmos se funden, evocando una sensación etérea de deslizamiento a través de la quietud del espacio interestelar en una noche iluminada por la luna.
En un delicioso guiño a su atención al detalle, el vehículo ofrece características extravagantes, pero prácticas: una pulsación sostenida del pedal del freno activa convenientemente el cierre automático de la puerta del conductor. Además, al más puro estilo británico, un paraguas a medida está sutilmente integrado en el lateral del vehículo, en el lado del conductor, listo para esos chaparrones inesperados.
El Spectre es la culminación de más de un siglo de delicadeza automovilística, un riguroso periodo de desarrollo de cuatro años y más de 2,5 millones de kilómetros de pruebas, simulando más de 400 años de uso. El resultado es un vehículo que se siente tan inherentemente “Rolls-Royce” que anula cualquier duda sobre su experiencia de conducción. Ni siquiera las discusiones sobre sus motores eléctricos despiertan la nostalgia del magnífico V12 entre los tradicionalistas; tal es la impecable captura de la esencia de la marca por parte del coche.
En conclusión, el Rolls-Royce Spectre no es sólo un vehículo; es una experiencia y una declaración definitivas. Como primera incursión eléctrica de la marca, mantiene la santidad del silencio y el espíritu de viajar sin esfuerzo que siempre ha sido sinónimo de Rolls-Royce. Al combinar su dedicación histórica al lujo con una propulsión eléctrica de vanguardia, el Spectre no reinventa la rueda, sino que la refina para una nueva era.
En mi prueba exclusiva del Rolls-Royce Spectre, me di cuenta de que este coche es mucho más que una forma de ir del punto A al punto B. Es un guiño al arte de la artesanía. A caballo entre el lujo opulento que siempre hemos deseado y la necesaria consideración medioambiental que exigen los tiempos modernos. Es este paseo por la cuerda floja, ejecutado con tanta delicadeza, lo que distingue al Spectre, convirtiéndolo en una luminosa luz de guía en el mundo del automóvil, anunciando el camino a seguir.
Para los propietarios potenciales, el Rolls-Royce Spectre ofrece algo más que un simple medio de transporte: es un pasaporte al lujo sin parangón y un compromiso de futuro con la automoción sostenible. Es un testimonio de que el verdadero lujo no grita, susurra con confianza y, en el caso del Spectre, lo hace con cero emisiones.
Sitio web oficial de Rolls-Royce
Fotógrafo: Mark Fagelson
Más información:
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Last Updated on October 25, 2023 by Editorial Team
Como editor jefe, Raffaele infunde a la revista un toque cosmopolita, basándose en sus experiencias en Londres, Berlín, Nueva York y Barcelona. Su trayectoria de 20 años en marcas de lujo, junto con su amor por los viajes y la gastronomía, enriquece el contenido de la revista.